Hervor es una obra multidisciplinaria que combina performance, dibujo y escultura, desarrollada en 2022 durante una residencia de artista en GlogauAIR, Berlín. La obra surgió de la intención de explorar las habilidades más básicas del cuerpo, como la fuerza, el equilibrio y la precisión, elementos fundamentales que definen nuestra relación con el espacio y el tiempo. Es una investigación que se mueve entre el cuerpo, el dibujo y la escultura, sin buscar la espectacularidad, sino una conexión profunda con los aspectos más esenciales del ser humano.

 

En su dimensión personal, Hervor emergió como respuesta a experiencias traumáticas relacionadas con mi cuerpo y a la vivencia de acompañar a mi padre durante su enfermedad, siendo testigo de la pérdida de equilibrio, fuerza e independencia en su cuerpo. En la performance, la caminata lenta y precisa traza líneas de carboncillo en polvo sobre el papel, evocando un estado meditativo donde la fragilidad y la resistencia se encuentran. Al final, el papel se dobla y se perfora, siendo atravesado por barras de metal roscadas, sellando la imagen en un gesto que archiva recuerdos como energías latentes.

 

Con el tiempo, la obra trascendió lo personal para conectarse con la historia de América Latina y la ficción latinoamericana, inspirándose en narrativas como Huasipungo de Jorge Icaza, que narra cómo un grupo de indígenas quechuas era experto en identificar grietas, baches y terrenos fangosos que debían ser evitados por las caravanas de colonos en su búsqueda por acceder a las zonas indígenas durante el proceso de colonización. El título Hervor encapsula la idea de memoria contenida que, al igual que el agua al alcanzar su punto de ebullición, se vuelve crítica y se manifiesta.

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El proyecto permanece abierto y en constante evolución. En etapas recientes he optado por abrir las esculturas y exponer la imagen que estaba contenida. Así, Hervor transita entre el acto de archivar y el de revelar, convirtiéndose en una obra viva. Es un archivo viviente que puede presentarse tanto como escultura como en su forma desplegada, donde el dibujo y la escultura se entrelazan en la misma superficie.

 

Hervor condensa lo íntimo y lo político en una acción simbólica, performando recuerdos personales y colectivos a través de una sensibilidad profundamente latinoamericana.