FLANQUEAR 2023
Exposición individual Galería Página en Blando, Ciudad de México, México
Curada por Raúl Arellano
Flanquear
Raúl Arellano
Artista, curador y gestor cultural
2023
"Camina tan silenciosamente que las plantas de tus pies se conviertan en oídos." Pauline Oliveros
En el ámbito del arte, lo antiguo se une a lo moderno y define nuestra percepción y valoración de la estética. Las tradiciones se entrelazan con las tendencias, creando expresiones que desafían el tiempo y el pensamiento. En este contexto se sitúa la exposición “Flanquear” de Gonzalo Morales, presentada por primera vez en 2023 en la galería Página en Blando de Ciudad de México.
Uno de los ejes centrales de la exposición es la reinterpretación de los quipus, sistema de cuerdas con nudos utilizado por las culturas andinas para llevar registros y narrar historias. El quipu, que significa “nudo” en quechua, fue un dispositivo usado principalmente durante el Imperio inca (1438-1533), aunque sus orígenes se remontan a culturas anteriores, como la wari.
Los quipus consisten en cuerdas de lana o algodón de diversos colores, con nudos de diferentes tipos y posiciones que codifican información numérica y narrativa. Las cuerdas principales sostienen cuerdas subsidiarias, que a su vez pueden tener otras cuerdas anexas, creando una estructura jerárquica de información. Los colores de las cuerdas también tienen significados, añadiendo otra capa de complejidad a estos dispositivos.
Los khipukamayuq, o “encargados del quipu”, eran especialistas en leer y registrar información, desempeñando un papel crucial en la administración, documentando censos, tributos, almacenes y otros datos esenciales para la gestión del Estado. Los quipus eran transportables y podían ser leídos por otros khipukamayuq, lo que permitía una red eficiente de comunicación y administración en una sociedad que no desarrolló un sistema de escritura alfabética.
La obra de Morales reimagina las cuerdas anudadas andinas con técnicas modernas. Esta reinterpretación invita a explorar la continuidad del conocimiento y a dar un nuevo significado a métodos ancestrales. Al igual que los quipus, las obras de Morales requieren un acto de desciframiento y conexión, incitando al espectador a participar activamente en su interpretación.
La exposición destaca el proceso creativo, presentando obras que combinan dibujo, grabado, performance, escultura y meditación. Durante la performance, en un estado de meditación profunda, Morales usa sus pies para dibujar con carboncillo sobre papel en el suelo, moviendo el polvo con movimientos rítmicos para transferir la imagen a otra hoja con precisión. Los sonidos de fricción producidos por sus pies y el desgaste de los materiales evocan sensaciones arcaicas.
La primera sala presenta cinco obras que evocan los quipus, sugiriendo conexiones entre elementos visuales y registros históricos. La combinación de lo táctil y lo visual en estas obras lleva a reflexionar acerca de cómo la interacción particular con el mundo material puede ser profunda y narrativa. El artista usa los pies para dibujar en papel, lo que incorpora en objetos escultóricos que también incluyen madera y metales, acompañados por fotogramas de una de las performances.
Este proceso, que fusiona el cuerpo y el medio, subraya que el arte no es solo el producto final, sino un viaje que incorpora tanto el esfuerzo físico como la introspección espiritual en conexión con lo fundamental y primitivo, remontándose a una pureza originaria.
Al incorporar una interacción corporal más allá de los métodos tradicionales, el uso de los pies como herramientas principales para aplicar el carboncillo redefine la técnica del dibujo y transforma la percepción de la intimidad artística. Este método conecta el acto físico de la creación con una expresión de libertad y primitivismo. Dibujar con los pies, semejante a un ritual ancestral, crea un diálogo entre el arte y el instinto, la cultura y la naturaleza. La combinación de performance, dibujo y fotografía permite su documentación y reproducción en diversos contextos, ampliando su impacto cultural. Este proceso creativo, similar al de los khipukamayuq, refleja una acumulación y transformación continuas. "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", como expresó Pablo Neruda (1924/2016, p. 58).
Las esculturas combinan fragilidad y fuerza. El papel, comprimido y acumulado entre barras metálicas, muestra una contención visualmente impactante, explorando temas como conservación, memoria y tensión entre lo efímero y lo duradero. Además, como el papel es un soporte para la escritura o el dibujo, se reflexiona sobre la información oculta y lo que pudo ser, abriendo una línea de pensamiento sobre lo que está presente pero no visible: las historias no contadas y las voces no escuchadas. La interacción entre materiales tan dispares como el papel y el hierro evidencia la dualidad inherente a muchas de nuestras experiencias: la delicadeza y la dureza; lo temporal y lo permanente.
La muestra incluye dos paneles de fotografías en blanco y negro y una escultura de papel ensartada en varillas de hierro. Cada panel contiene imágenes secuenciales que documentan el proceso del artista. La organización en cuadrícula facilita la visualización del desarrollo de la acción y enfatiza lo metódico del trabajo, recordando los estudios de movimiento de Eadweard Muybridge, que subraya la permanencia íntima entre el cuerpo y el acto creativo.
Este enfoque permite vislumbrar la progresión de la acción en el tiempo, destacando la importancia del proceso sobre la obra final. El uso de fotografías en blanco y negro aporta universalidad y atemporalidad. El contraste visual brinda dramatismo a las formas y movimientos capturados.
De este modo, la obra explora las conexiones entre el cuerpo, el arte y la expresión, usando la fotografía para documentar y preservar el flujo temporal de la creación artística. Esta conservación del momento invita a cavilar sobre la temporalidad y la persistencia del arte en la memoria colectiva. Henri Cartier-Bresson señaló: “Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje” (1999, p. 101).
En la segunda sala se encuentra una videoperformance que combina el sonido de un taladro perforando papel doblado en varias capas con momentos de profundo silencio y delicadeza que evocan acciones asociadas a la creación de un quipu. Se explora la idea del “Deep Listening” o “escucha profunda”, propuesta por Pauline Oliveros. Según ella, el sonido simboliza poder y conexión con la maquinaria industrial, representando mitos antiguos y una constante urgencia de adquirir poder (Oliveros, 2005).
“Flanquear” ofrece a los espectadores la oportunidad de observar conexiones ocultas entre elementos y movimientos, descritos como rituales de comportamiento fugaces, interacciones irracionales e inconclusas. Esta exposición recuerda que el arte no es solo una manifestación visual, sino una experiencia completa que abarca todos los sentidos y aspectos del ser humano.
El término “flanquear” proviene del francés “flanquer”, que significa “flanco” o “lado”. Originalmente usado en el ámbito militar, ha adquirido un significado más amplio, refiriéndose a la acción de estar al lado de algo. Reflexionar sobre la evolución de este término muestra cómo el lenguaje y las ideas pueden adaptarse a nuevos contextos, al igual que el arte se reinterpreta y renueva. Jorge Luis Borges señaló: “El lenguaje es falso. Es Babel, porque con él no podemos entendernos” (1984, p. 23).
En este recorrido, es pertinente la reflexión de Pauline Oliveros: “Camina tan silenciosamente que las plantas de tus pies se conviertan en oídos” (2005, p. 29). Esta cita exhorta a considerar la quietud y la escucha atenta como actos de resistencia y resiliencia. La obra de Gonzalo Morales, al emplear sus pies como herramientas creativas, dota de nuevo significado este razonamiento. El uso de las extremidades inferiores para dibujar no solo es una técnica innovadora, sino una metáfora poderosa sobre la capacidad de adaptarse y encontrar fuerza en la vulnerabilidad. Así, la exposición “Flanquear” muestra que en la aparente fragilidad del arte y del ser humano reside una profunda capacidad de escucha y renovación. Como dice Rumi: “La herida es el lugar por donde entra la luz” (1997, p. 17), recordando que nuestras vulnerabilidades pueden ser fuentes de fortaleza y creación.
La exposición “Flanquear” nos incita a reconsiderar cómo percibimos y valoramos nuestras propias experiencias sensoriales y creativas en relación con nuestro entorno.
Referencias
Borges, J. L. (1984). El idioma de los argentinos. Emecé.
Cartier-Bresson, H. (1999). El ojo del siglo. Phaidon.
Neruda, P. (2016). Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Random House (trabajo original publicado en 1924).
Oliveros, P. (2005). Deep Listening: A Composer's Sound Practice. iUniverse.
Rumi, J. (1997). The Essential Rumi. HarperCollins.